Hoy estaba pensando que estaría genial que ya que en la escuela no nos enseñan a amar la diversidad ni tampoco a aprender la solidaridad, hubiera terapeutas para curar a la gente de enfermedades sociales como la xenofobia, el clasismo, el machismo, el racismo, la homofobia, la transfobia, la lesbofobia, y todas estas patologías sociales que existen. Porque ahora vamos sólo a que nos curen la tristeza, los miedos, los complejos y los traumas personales, pero no los colectivos.
Estaría genial que hubiera talleres para:
- Aprender a querernos todos un poco más.
- Dejar a un lado los miedos hacia la gente que no es como nosotros y nosotras.
- Aprender a ejercer la empatía, a ponernos en lugar de los otros.
- Comprender y valorar las diferencias como fuente de enriquecimiento, no como excusa para discriminar a los demás.
- Aprender de nuevo la importancia de la solidaridad, los beneficios de la ayuda mutua y el amor universal, el valor de las luchas sociales por los derechos humanos, la igualdad como valor fundamental.
La cuestión es, ¿Cuántos de nosotros querríamos trabajarnos el racismo o la xenofobia, con tantos argumentos como tenemos para hablar en contra de los que vienen de fuera a quitarnos el trabajo?, ¿Cuántos querrían dejar atrás su homofobia, con tangos chistes graciosos como hay sobre maricas?, ¿Cuántas personas estarían dispuestas a abandonar sus privilegios de género para sacudirse de encima el patriarcado y construir relaciones igualitarias?. Lo dejo ahí…
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