Hace pocos años empezaron a tener su gracia ciertas páginas de internet, con la apariencia de publicaciones serias de periodismo digital, donde se inventaban las noticias más absurdas que uno pudiera haber imaginado. Las de “El Mundo Today” eran de las mejores y aún me río recordando titulares: "Un cliente se come la factura de “El Bulli” creyendo que era otro plato", "La orquesta sinfónica de Madrid incorpora a un perroflauta" o "Abre un Kinder Sorpresa y encuentra una carta de despido". En un par de años se ha venido abajo el negocio y los ocurrentes guionistas son incapaces de empatar a la realidad. Ahora te dicen que en Uruguay han nacido nueve ovejas fosforescentes, que un alemán paga con un billete de 30 euros y le dan el cambio, o que un ministro recomienda lavar la ropa interior cada cuatro días y piensas que son bromas.
Da la sensación de que todo se deba a una estrategia dirigida para crear confusión, para que acabemos por no distinguir lo que va en serio de lo que son chistes. Pero lo grave no es que haya gente dedicada a hacernos reír y a reducir al absurdo lo cotidiano, sino que muchos hechos ciertos nos empiezan a parecer fruto de la más ingeniosa de las invenciones. Y así, aturdidos, somos incapaces de ridiculizar a los responsables de múltiples desaguisados, y no logramos darnos cuenta de las graves consecuencias que pueden traer consigo. El último titular que me impactó hablaba de un hombre que ganó un concurso de monólogos humorísticos leyendo su contrato laboral. Pensé que era mentira, me reí unos segundos y me di cuenta de que lo más absurdo puede ser ya una noticia verdadera.
Exelente texto..y muy real.Me he quedado por aca..Saludos.!!
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