No se fíen de nadie que les pretenda resumir lo que ocurre en Egipto en un tuit de 140 caracteres. Tampoco en un titular. Ni tan siquiera en una crónica televisiva de minuto y medio. Si de verdad queremos saber lo que ocurre en ese país y, por añadidura en el norte de África y en el Oriente Próximo hay que tener conocimientos de historia, de política y de religión como los que despliega cada día Kim Amor en sus crónicas. Hay que leerlas y, aún así, se nos escapa mucho de los que pasa y casi todo de las razones por las que pasa.